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Adaptación

Del boletín: Munis avanzan hacia la adaptación a la crisis climática

Esta es una versión web del boletín de la Dirección de Cambio Climático enviado tras un intenso cierre de abril: con una exhibición artística y con un grupo de cantones con compromisos para la adaptación a la crisis climática en sus territorios.

Compromiso con la adaptación

En noviembre del 2016, el cielo de Upala —cantón fronterizo con Nicaragua— comenzó a nublarse. A kilómetros de distancia, el huracán Otto marchaba hacia suelo costarricense y sería el primero en la historia documentada en tocar suelo en nuestro país.

Hasta ese momento, la Municipalidad de Upala mantenía inconcluso un proceso para formalizar el desarrollo de su Plan Regulador, un documento con poca mención del cambio climático, según explica Diego Mora, gestor ambiental del gobierno local.

Pero el paso de Otto cambió todo. El río Zapote, que bordea la comunidad, comenzó a crecer y devoró terrenos que nunca antes se habían inundado. “La gente no se lo esperaba”, recuerda el gestor ambiental. El pueblo, completamente cubierto en lodo, tuvo que empezar a reconstruir.

Ahora el cantón nuevamente está en proceso para formalizar su Plan Regulador, pero esta vez la adaptación al cambio climático será un eje central. “Hay más consciencia de que eso que vivimos puede volver a pasar. Necesitamos planificar”, dice Mora.

Upala es uno de los once cantones que se comprometieron —con el apoyo de nuestro proyecto Plan A— a integrar los riesgos y las medidas de adaptación al cambio climático en la planificación del desarrollo cantonal.

Mediante el Plan A, un proyecto conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en la DCC buscamos fomentar la adaptación al cambio climático a nivel subnacional; es decir, en gobiernos locales. Para esto, acompañamos a los cantones a identificar sus riesgos climáticos y planificar en torno a ellos.

Como parte del Plan A, el Concejo Municipal de Cañas acogió los compromisos de adaptación al cambio climático.

El proyecto trabaja con veinte cantones piloto y este mes tenemos un motivo de celebración: once de estos cantones ya han adoptado, a través de sus Concejos Municipales, la decisión de integrar los riesgos climáticos y las medidas de adaptación dentro de su planificación cantonal.

Los cantones pioneros que se han comprometido son Acosta, Alajuelita, Corredores, Montes de Oro, Buenos Aires, Pococí, Belén, Parrita, Upala, Cañas y Los Chiles. Los demás cantones del grupo de 20 municipios piloto están trabajando en implementar este compromiso.

Nuestra coordinadora del proyecto Plan A, Ximena Apéstegui, explicó que estos compromisos son sumamente importantes porque representan el primer paso para desarrollar un proceso adecuado de planificación para la adaptación. Con los compromisos adquiridos se obtiene el respaldo político y se inicia el establecimiento de una estructura de gobernanza climática en los cantones en donde se tengan los roles y responsabilidades claras.

“La planificación de la adaptación en estos cantones es clave, pues cada uno de ellos tiene condiciones altas de vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. En este sentido, el hecho de que firmen las cartas de compromiso municipal y se inicie el establecimiento de la gobernanza climática del cantón, representa un primer paso muy valioso pues asegura que la planificación de la adaptación se lleve a cabo, tenga validez, y se le dé seguimiento a futuro al avance en la acción climática del cantón”, señaló.

Algo importante de ese compromiso es que los gobiernos locales acuerdan formar y coordinar una comisión interinstitucional e intersectorial que se encarga de supervisar el progreso. Esto permite a actores comunales, poblaciones vulnerables, instituciones y sector privado, por ejemplo, participar de la adaptación.

Pese a que todos los cantones firmantes se comprometen a tomar en cuenta los riesgos climáticos y la adaptación en sus planes de desarrollo, la puesta en práctica puede variar dependiendo de la realidad de cada territorio.

Alajuelita, por ejemplo, es un cantón montañoso. Sus riesgos están asociados con inundaciones y deslizamientos por las lluvias, explica Liliana Vargas, funcionaria del departamento de Gestión Ambiental de esa municipalidad. “Una calle cerca de un río, por ejemplo, tiene que estar adaptada a posibles deslizamientos”, indica.

El cantón, además, está en proceso de formalizar su Plan de Desarrollo Humano Cantonal y su Plan Regulador, dice Vargas. En este caso, ambos instrumentos incorporarán la adaptación al cambio climático en 2021 y 2022 respectivamente.

“Es importante que se vea desde todos los ámbitos. Hablamos de agricultura, infraestructura, servicios, etc. Para nosotros el cambio climático es transversal y va a entrar en todos los ejes que maneja la municipalidad”, señala Vargas.

Las experiencias pasadas también son tomadas en cuenta para adaptar a los cantones. En Upala, por ejemplo, se dieron cuenta de que las ayudas posteriores a una emergencia necesitan un especial énfasis en poblaciones vulnerables, ya que estas tuvieron mayores impactos luego del huracán Otto.

El cambio climático amenaza con intensificar tormentas como Otto. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, por ejemplo, señala que el número de tormentas tropicales que alcancen niveles extremos (categorías 4 y 5) probablemente aumentará a raíz del cambio climático.

A raíz de esto, el cambio climático amplifica los riesgos climáticos que ya existen en los territorios. Por riesgos, no solo nos referimos a los eventos extremos en sí, sino también a los factores sociales que podrían influenciar e incrementar su impacto, como por ejemplo la pobreza o la deficiencia en el ordenamiento territorial.

En el caso de Upala, se ha convertido incluso en una necesidad. “Hemos ido observando con el tiempo un cambio en las sequías y un cambio en las lluvias. Ya no es como antes, tenemos que adaptarnos”, asegura Mora. “Tomarnos en serio la adaptación al cambio climático es proteger el futuro de las personas del cantón”.

Lea más: Plan A: Territorios resilientes ante el cambio climático

La ciencia toma el museo

Entre las salas del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), hay un experimento en curso: el cambio climático está causando mutaciones en insectos. Justo a su lado, un bosque de pastos marinos emerge del techo, sobre la cabeza de sus visitantes. Más al fondo, una sociedad futura relata el bosque tropical mediante íconos.

Estas son algunas de las obras de nuestro proyecto de arte climática, Próxima Temporada, el cual inauguró su exhibición en el museo el pasado 22 de abril y se mantendrán ahí hasta el próximo 19 de junio.

Como parte de la inauguración, nuestra Directora de Cambio Climático, Patricia Campos, acompañó a los artistas en una visita por cada una de las obras. En total, las ocho piezas cuentan diferentes historias sobre la crisis climática.

Este es uno de los proyectos que impulsamos en la DCC con el apoyo del MADC y del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD). ¿Por qué nos interesó una exhibición artística? Porque el arte es efectiva para involucrar a la gente en la acción climática.

Como parte de la exposición de Próxima Temporada, Esteban Hidalgo diseñó una instalación inspirada en el bosque tropical.

Un estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología encontró que las personas expuestas al arte climática mostraron mayor apoyo a las políticas de descarbonización. La razón principal son los vínculos emocionales que experimentaron. Gracias a las emociones, luego activaron procesos cognitivos de aprendizaje.

Como bien lo dice Esteban Hidalgo, uno de los artistas participantes del proyecto, la idea es que las personas que visiten la exposición se lleven algo que les marque emocionalmente. “No es llegarle a un millón de personas. Es llegarle a unos cuantos pero que la imagen quede grabada en la memoria”, explica.

Como parte de los requisitos del proyecto, los artistas tuvieron que intercambiar con centros de investigación científica y basar sus obras en estudios actuales. “Pudieron generar piezas que conversan sobre el cambio climático desde diferentes perspectivas”, dice uno de los curadores del proyecto, Fernando Chaves.

Esteban, por ejemplo, se sumergió durante diez días en la Estación Biológica Las Cruces, en San Vito de Coto Brus. Ahí, en conjunto con la Organización de Estudios Tropicales (OET) comenzó a buscar historias para su proyecto.

“El trabajo del artista tiende a ser muy solitario. Es mucho para conmigo mismo. (El proyecto) fue un descubrimiento de procesos distintos, de visitar los talleres, etc. Yo iba muy abierto. Iba como artista a aprender. Desde las personas de ciencia hasta la comunidad tenían algo por enseñar”, señala.

La obra de Christian Wedel en la exposición de Próxima Temporada está inspirada en los íconos de una sociedad futura.

A partir de la experiencia, Esteban desarrolló una instalación con varias pequeñas “salas”, una un video performance sobre su experiencia con los insectos, otras con maquetas y esculturas sobre el bosque tropical y otra con relatos sobre la comunidad, impresos en papel de facturas.

Para conocer en mayor detalle la historia de Esteban y del resto de las obras en exhibición, puede acceder a nuestros micro-perfiles de cada uno de los proyectos en este enlace.

¿Qué otras actividades vienen?

Esta es una versión web del boletín de la Dirección de Cambio Climático (DCC) del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) enviado el 30 de abril del 2021. Puede suscribirse al boletín en este enlace.

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Sobre el autor:

Dirección de Cambio Climático

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